Un niño tiene epilepsia cuando se le detecten los siguientes síntomas:

  • Dos o más crisis epilépticas sin factores desencadenantes claros (fiebre, por ejemplo).
  • Pérdida de conocimiento o presenta ausencias breves
  • Presenta contracciones musculares violentas, con sacudidas de uno o varios grupos de músculos.
  • Presenta movimientos de la boca, náuseas o sudación excesiva.

Los episodios de duración de las crisis son cortos (minutos). No obstante, se pueden dar casos en los que las crisis se repitan de forma periódica.

En el caso de padecer algunos de estos síntomas, el niño deberá acudir al especialista (neurólogo) para:

  1. Revisión de la historia clínica del niño
  2. Exploración física completa, con una especial atención sobre la piel, el desarrollo psicomotor y el examen neurológico.
  3. Realización de un electroencefalograma (EEG)
  4. Realización de un TAC y/o resonancia magnética cerebral