Diagnóstico clínico de la epilepsia

El diagnóstico de la epilepsia y las crisis epilépticas es clínico. Con la ayuda de pruebas complementarias podremos lograr un diagnóstico preciso del tipo de crisis que permitirá determinar el síndrome epiléptico y escoger el mejor tratamiento.

Ante una crisis epiléptica no provocada, el paciente deberá acudir al neurólogo. Éste revisará su historia clínica que permita detectar antecedentes familiares con epilepsia, daño perinatal, convulsiones febriles o cualquier enfermedad neurológica.

Será fundamental obtener una descripción detallada del tipo de crisis epiléptica. Para ello será necesario que el paciente acuda acompañado de algun testigo de la crisis para poder obtener toda la información posible.

Después de la visita, el diagnóstico se complementará con pruebas diagnósticas para ayudar a detectar el origen de la crisis. De entre las pruebas diagnósticas más comunes destacan el electroencefalograma (EEG) y la resonancia magnética cerebral para determinar el tipo de epilepsia y síndrome de epilepsia (conjunto de signos y síntomas específicos que nos permitirán obtener información sobre el futuro de la epilepsia y los tratamientos más adecuados).

Con el electroencefalograma se obtendrá un registro de la actividad eléctrica cerebral y la resonancia magnética cerebral será útil para ver la estructura del cerebro y poder  detectar la presencia de tumores, lesiones vasculares, quistes o malformaciones cerebrales.

En caso de duda en el diagnóstico de la epilepsia, se deberá aumentar la sensibilidad del EEG con la realización de un EEG de sueño y Vídeo-EEG, para poder estudiar las crisis grabadas en vídeo.  Esta última prueba requerirá ingreso hospitalario.

Si después de un año de tratamiento farmacológico, la persona con epilepsia continua teniendo convulsiones, muy probablemente sea fármaco-resistente y se puede  recomendar una  intervención quirúrgica.

 

Tipos de pruebas diagnósticas 

1) Tomografía Axial Computarizada (TAC) cerebral

Procedimiento que utiliza los rayos X para crear imágenes de la cabeza, incluyendo el cráneo y el cerebro. En lugar de obtener una imagen como la radiografía convencional, el TAC obtiene múltiples imágenes debido a una rotación alrededor de la cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2) Resonancia Magnética (RN) Cerebral

Examen que utiliza imanes y ondas de radio potentes para crear imágenes del cerebro y de los tejidos nerviosos. A diferencia del TAC cerebral, no emplea rayos x.

 

           

  

3) Electroencefalograma (EEG)

Examen que se utiliza para registrar  la actividad eléctrica del cerebro. Se hace con una máquina que detecta las señales eléctricas que llegan desde las células del cerebro a través de unos discos metálicos planos (electrodos) colocados en la cabeza. La duración de la mayoría de los EEG es de media hora o una hora.

 

           

  

4) Vídeo electroencefalograma (VEEG)

Examen que se utiliza para registrar la actividad eléctrica del cerebro y grabación en vídeo simultaneo que permite visualizar simultáneamente lo que le está ocurriendo al paciente. Diríamos que es un tipo de electroencefalograma (EEG) pero más sofisticado.

La duración del estudio es superior a la de un EEG de 12 a 24 horas o incluso días.

 

Prevención

En general, no existe una prevención conocida para la epilepsia. Pero sí se pueden seguir unas pautas que pueden ayudar a prevenir la aparición de esta enfermedad:

  • Reducir el riesgo de traumatismo: utilizar cascos durante actividades de riesgo laboral o de ocio, hacer un buen uso de los cinturones de seguridad y poner a los niños en asientos adecuados para coches.
  • Cuidados prenatales: evitar tener la tensión arterial alta y coger infecciones durante el embarazo pueden prevenir daños cerebrales durante el desarrollo del bebé que conduzcan a una posterior epilepsia.
  • Enfermedades cardiovasculares: la hipertensión  y  el aumento de colesterol en la sangre por mayor riesgo de enfermedades vasculares del cerebro pueden afectar al cerebro durante  la vejez. La epilepsia se manifiesta cada vez más frecuente en edades tardías Está aumentando mucho en la gente mayor, aunque se cura fácilmente en dosis pequeñas de fármacos antiepilépticos  debido a que en edades avanzadas el cerebro no tiene tanta vitalidad.